Y ella lo odiaba, odiaba ese sentimiento de ansiedad, esa necesidad de volver a sentirse amada, de volver a estar en brazos de quien amaba. Cerró sus ojos y recordó aquellos momentos, cuando él acariciaba su rostro y le decía cuánto la amaba. Sí, lo extrañaba, tanto como esas platicas interminables, como aquellas risas y enojos, como todo aquello que expresaban con tan sólo mirarse a los ojos. Pero él no volvería… simplemente porque ÉL, a quién ella amaba con todo su ser ya no existía.
511. Revolución.
Hace 5 años.
1 comentarios:
Te siiigo, me gustó tu blog:)
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