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martes, 5 de abril de 2011

L92

- ¿Por qué te gusta estar cerca de mi? - Tú me haces feliz. El frunció el ceño. – Te hice llorar. - Sólo un poco. - ¿Y aún así quieres estar conmigo? - Por supuesto que quiero!


La mujer era la mayor idiota en la historia.

Pasamos muchos (bastantes) años tratando de encontrar al hombre que se acerque lo mayormente posible a aquel de nuestros sueños, para al final darnos cuenta de que la realidad es otra y que de nada sirve guiarse por todos aquellos ideales que al final muy pocas veces dejan a una satisfecha. Con esa impotencia de haber fallado, de que no cumpliera con todos aquellos requisitos.


Siendo un poco más realistas, terminamos enamoradas de las personas más improbables, de aquellas con quienes jamás hubiéramos imaginado ni en sueños considerar, pero así es esto, un juego en el que pocas veces los resultados son los esperados, un juego del que no todos podemos salir ganadores o ilesos.


El sentimiento llega y se instala y te lleva a hacer las cosas más disparatadas por este ser y al final es válido. Después de tanto tiempo mis requisitos se han convertido en esto: Un hombre a quién amar y que sea capaz de amarme con la misma intensidad. Si existe el mío, ya me enterare cuando deba… por ahora, a vivir que los días se pasan y no regresan!

1 comentarios:

Michell Cerón dijo...

Cierto, amar a alguien no obedece a logicas ni a expectativas, solo amas a esa persona porque si, y eso es suficiente.

Sonrisas